Todas las relaciones de pareja pueden mejorar, si se invierte suficiente tiempo en ellas.
En mi experiencia de tratamiento de parejas, hace ya más de treinta años, sigo apreciando los problemas de satisfacción que aparecen. Las rutinas diarias, el trabajo, las dificultades de la vida moderna en suma, van restando importancia y tiempo para dedicar al otro. La relación se percibe segura y se dedica más tiempo a otras cosas. Pensamos que ya nuestra pareja está bien y no necesita tanta atención. este planteamiento no consciente, suele ser el principio del problema.
Considero que por el contrario, mantener la atención por nuestra pareja, conservando siempre la empatía, la escucha, la comunicación, es imprescindible para la salud de la relación. En este sentido, debería conservarse siempre un canal específico entre los dos, para favorecer el entendimiento, el apoyo, la sensación de que seguimos juntos ante el futuro, manteniendo una unión, un nosotros.
Cuando ese canal de comunicación se ha deteriorado y es difícil restablecerlo, puede ser el momento de acudir a un profesional, antes de que se deteriore más y no tenga ya solución. El tratamiento de parejas no se realiza como se piensa popularmente cuando la situación de la pareja está a punto de romperse. La terapia sirve sobre todo para mejorar la relación, para intentar recuperar, por lo menos en parte, las sensaciones del principio cuando estábamos en pleno enamoramiento. Cuando empiezan a producirse problemas de entendimiento, puede ser un buen momento para consultar, para analizar qué está pasando entre nosotros.
El psicólogo experto en problemas de parejas, abre un espacio donde puede fluir la palabra. Hace que puedan expresarse las cuestiones negativas que cada uno tiene retenidas respecto al otro de la relación, y que por problemas de comunicación no suelen expresarse en casa, dejando un depósito que puede explotar en el futuro.
Estas cuestiones reprimidas de momento, sorprenden mucho a los sujetos en tratamiento, cuando las escuchan en la sesión, aunque les resuenen por haberlas oído en casa en forma de quejas. El espacio terapéutico permite cierta amplificación y posibilita la aclaración de estas quejas.
También permite encontrar puntos en común que permiten reconducir la relación, superando el conflicto iniciado. En este sentido, aparece un antes y un después; se abre un nuevo capítulo en la vida de la pareja, que permite aceptar un cambio y proseguir de forma distinta.
La consulta del psicólogo también permite, en el peor de los casos, cuando se observa que no es posible el acuerdo, tratar de llegar a un proceso de separación, siempre doloroso, pero este dolor se mitiga consiguiendo unos acuerdos, o pactos, que no dañen el futuro, sobre todo en el caso de que se tengan hijos/as. Se puede conseguir iniciar un proceso de duelo, necesario pero que sea lo menos dañino posible para ambos.
En definitiva, de lo que se trata cuando se consulta con un psicólogo experto en relaciones de pareja, es poder analizar la relación para conocer cuáles han sido los problemas que han habido, y así no repetirlos en el futuro (o en otras parejas), pudiendo establecer un nuevo canal de comunicación, que permita enfrentarse a conflictos futuros, con las suficientes herramientas para poder resolverlos con éxito, trabajando en común.