En un programa semanal que realizaba para la Radio Alfaz, hace algunos años, el tema elegido siempre vigente, después de hablar de las familias monoparentales, era seguir hablando de éstas pero en su variedad de familias monoparentales como consecuencia de la separación. El planteamiento de base cambia, ya que en estos casos las familias si que cuentan con los dos padres, desde lugares diferentes y esto complica mucho las cosas para los hijos/as.
Preparando lo irremediable
Al principio de haber decidido ya la separación, como resultado de la reflexión de forma inevitable. Es importante en las reflexiones llegar a esta conclusión cada uno por su cuenta, con ayuda profesional si hace falta. En estos momentos es necesario plantearse que decir a los hijos/as, teniendo en cuenta que a los 3 años ya se enteran un poco, pero a partir de los 4 ó 5 años la percepción de la separación es más clara y pueden aparecer algunas reacciones: como desconcierto, porque no sabe que va a pasar con sus vidas; deseo de reconciliación, puesto que funciona la fantasía de que vuelvan a estar juntos, otras veces han discutido y no ha pasado nada… Y negación, en el sentido de que no quiere admitir al principio la separación. Funciona esto como reacción ante la pérdida de un ser querido. Aquí no se da la pérdida real, pero si se teme que la relación va a cambiar mucho viendo muy poco a uno de los dos padres.
No obstante las reacciones dependerán mucho de cómo lo vivan los propios padres, esta es la constante. No obstante si que es necesario dar una respuesta a nuestros hijos/as, y para ello expongo algunas ideas para facilitar esta revelación extraídas de la bibliografía:
Hay que tener en cuenta que la inestabilidad de los padres afecta mucho a los hijos, aunque se piense que la llevamos bien, o en secreto.
Durante la separación. Primeros momentos.
Siempre hay que evitar las discusiones delante de los hijos, son problemas de la pareja, que atañen sólo a esta, pero es preferible que al principio de la separación, todavía se eviten más. Estas siempre se viven mal por ellos, con mucha agresividad.
Por todo ello se hace cada vez más importante la mediación familiar, procedimiento por el cual un mediador un profesional imparcial, trata de facilitar el diálogo entre los padres con el fín de llegar a unos acuerdos que sean beneficiosos para los dos, y así todo el proceso de separación sea los menos traumático posible para ellos y par sus hijos/as. En estas entrevistas se podrá realizar un convenio regulador consensuado por ambas partes donde se fijen todas las condiciones de la separación, que será más duradero porque se ha hecho con el acuerdo de las dos parte y no ha tenido que establecer un Juez por sentencia. Dicho convenio regulador se puede legalizar y la separación se puede realizar de mutuo acuerdo con el consiguiente ahorro de problemas y de dinero, y además todos sufren menos, padres e hijos.
Después de la separación. Mantener el contacto
Es importante mantener el contacto con el padre no custodio, ya que hay infinidad de temas que van a seguir siendo relevantes tratar entre los padres, en relación con el colegio, las enfermedades, incluso hasta los cumpleaños, por poner algunos ejemplos. Estas cosas no se pueden decir al niño/a para que actúe como mensajero; supondría un peso excesivo para él/lla, creándole angustia y acabaría manipulándolo para evitarse disgustos con uno o con otro.
Por todo ello si no hay muy buena relación, es mejor respetar rigurosamente las visitas programadas, hasta que la relación permita cambios en beneficio del menor.
Sobre la custodia. Algunos apuntes
Sobre este tema que surge y resrge una y otra vez, algunos apuntes, aunque requiere un tratamiento especial, sobre todo cuando se ponga la nueva ley que recomienda la custodia compartida. Cuestión que levantará mucha polémica pero desde el punto de vista psicológico, se cree que mejorará la implicación de los padres en la educación del menor. La teoría habla también de que de esta forma, podrá disfrutar de sus padres el mismo tiempo. Esto como todo tiene ventajas e inconvenientes y habría que hacer un debate específico sobre el tema.
Dos familias, dos casas
¿Se puede mantener una ley en cada casa?: Este es el caballo de batalla que afecta a casi todas las separaciones: a menudo siempre es la misma queja: cuando viene de casa de.., parece otro, no obedece, etc… Para evitar todo esto es necesario plantearse ciertas cosas:
o No podemos cambiar las costumbres de la otra casa (familia).
o No podemos renegar de que en casa de.. no haga esto o no haga lo otro, o al contrario…
Todo esto son batallas perdidas, es importante que el niño reconozca las normas y las acate, aunque algunas sean diferentes en un sitio y en otro. Un niño esto lo puede asumir, aunque al principio le cueste. Ej. Cuando el niño va a un parque temático, a una ceremonia religiosa, a distintos sitios tan diferentes, sabe que hay normas y que tiene que respetarlas. Por otro lado él también conforme vaya creciendo sabrá lo que le más le conviene, y él/ella mismo se irá a acostar, a una hora, para estar bien el día próximo, también aprenderá su higiene, etc..
Síntomas de que la cosa no va bien
Por último plantearía una serie de síntomas de que la cosa no funciona bien, en nuestros hijos después de la separación, aunque nosotros no nos hallamos dado mucha cuenta. Para ello observaremos si se angustia o va demasiado estresado. Si aparecen sentimientos de culpa, tan negativa. Si observamos regresiones, en donde se hacen los más pequeños, para tener más mimos (enuresis, querer dormir con los padres, etc.). Más agresividad de lo normal.
O sobre todo si en la escuela manifiesta conductas que llaman la atención de la profesora/or
Pronóstico:
Por último es bastante frecuentes que estos procesos de separación, se alarguen mucho, alimentados muy a menudo por los propios procesos de odio, que la justicia sin querer facilita, asfixiada por un efecto perverso que facilita el litigio. Algunos psicólogos establecen la necesidad de que pasen de 3 a 5 años para asimilar la separación y adaptarse.
Pero todo depende mucho de los padres, en la medida que ellos lo vayan asimilando, los hijos también lo irán haciendo.
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